Obviamente, las dos son buenas distribuciones, pero hay básicamente dos motivos que PUEDEN IMPEDIR por completo el migrar de un sistema operativo a otro:
- Que emplees software que no esté disponible en el nuevo sistema operativo (o que ese software tenga un precio prohibitivo).
- Que emplees hardware para el que no existan drivers en el nuevo sistema operativo.
Mi caso no es el primero. La gran mayoría de software que utilizo es (afortunadamente) no privativo, y existe tanto para Windows como para Linux y otros sistemas operativos. Uso muy pocas cosas de las que no haya versión para Linux, y son cosas poco importantes.
Pero el segundo caso SÍ refleja mi problema: uso un ordenador portátil de gama baja, para el que no es fácil encontrar drivers de un par de componentes. Y uno de ellos es crítico: una tarjeta WiFi Broadcom.
Así que cada vez que pruebo una distribución de Linux, la instalo con una conexión cableada a Internet, la pruebo un poco, veo qué aporta de interesante, y luego me peleo con el hardware para ver si es fácil de afinar.
Y la mayoría de distribuciones "de renombre" actuales ofrecen casi todo lo que se puede esperar: gratuidad, sencillez de instalación, facilidad de manejo, una enorme cantidad de software... pero casi todas están un poco "cojas" en cuanto a drivers. Así que miro en algún foro, pruebo el método de fw-cutter para la tarjeta WiFi, el de ndiswrapper, leo de alguna persona que lo ha conseguido, de unas cuantas más que están desesperadas... pero yo no me desespero. Nadie me obliga a usar un cierto sistema operativo. Tengo un Windows con licencia (XP, por supuesto) y también un Ubuntu 7.10 en el que funciona casi todo lo que necesito. Si otra distribución no me ofrece (en poco tiempo) lo que necesito, simplemente la descarto.
Y ese es el caso de Fedora 8 (que no detectaba mi tarjeta Wifi, y tampoco conseguí hacer funcionar con ninguno de los dos métodos "habituales") y de OpenSuse 10.3 (que sí parecía detectar la tarjeta... pero no llegaba a conectar a mi red inalámbrica). Así que sigo con mi Ubuntu 7.10, que avisaba de que el driver era privativo, se apoyaba en los drivers para Windows... pero hacía funcionar la tarjeta sin problemas.
Para que Linux pueda hacerse un hueco en los ordenadores "de casa", típicamente equipados con Windows, haría falta una serie de cosas:
- Que la gente pueda utilizar programas como los que usa en Windows (no necesariamente iguales, pero sí razonablemente parecidos, porque la resistencia al cambio es grande).
- Que se pueda emplear todos los dispositivos que incluye el ordenador (tarjetas WiFi, WinModems, scanners, dispositivos de juego, tarjetas sintonizadoras de televisión, webcams, ...)
- Un poco de cultura de que lo que tiene un cierto precio no necesariamente es mejor que lo que tiene un precio inferior, e incluso algo "gratis" puede ser mejor que algo "de pago". A eso hay que añadir al hecho de que "atarse" a programas privativos puede ser una mala apuesta para el futuro, porque si desaparece la empresa que creó ese programa, no habrá forma de corregir fallos ni de añadir nuevas características.
En mi caso, estoy totalmente convencido de lo último, tengo suerte con lo primero... pero no tanto con los drivers, así que seguiré con la distribución que soporta mayor cantidad de mi hardware: ubuntu 7.10.
Pero también continuaré probando las nuevas distribuciones/sistemas operativos que me llamen la atención...
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